Al Partir El Pan

Este domingo

La Voz del Pastor: Scott Hahn reflexiona sobre el 4º Domingo de Pascua

En el evangelio de hoy, Jesús dice que Él es el Buen Pastor que los profetas habían prometido a Israel.

Él es el Pastor-Príncipe, el Nuevo David, que libera a la gente de la esclavitud del pecado y la congrega a un solo rebaño, la Iglesia, mediante una nueva alianza hecha con su Sangre (Cfr. Ez 34,10-13, 23-31).

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Jesus Teaching

El amor como mandamiento: Scott Hahn reflexiona sobre el 30º Domingo de Tiempo Ordinario

Jesús no vino a abolir el Antiguo Testamento, sino a cumplirlo (cf. Mt 5,17).

Y Él, en el Evangelio de hoy, revela que en el amor—a Dios y al prójimo—está el cumplimiento de toda la ley (cf. Rm 13,8-10).

Los israelitas devotos habían de cumplir los 613 mandamientos que se encuentran en los primeros cinco libros de la Biblia. Jesús dice hoy que todos ellos, así como la enseñanza de los profetas, se pueden resumir en dos versículos de la Ley (cf. Dt 6,5; Lv 19,18).

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The Tribute Money

César y el Rey: Scott Hahn reflexiona sobre el 29º Domingo de Tiempo Ordinario

El Señor es el rey de toda la tierra, como cantamos en el salmo de este domingo. Los gobiernos ascienden y caen con su permiso, y no tienen más autoridad que la que les ha sido dada desde arriba (cf. Jn 19,11; Rm 13,1).

En efecto, Dios le dice a todo gobernante lo que hoy le dice al rey Ciro en la primera lectura: “Te he llamado…aunque no me conocías”.

El Señor ha levantado a Ciro para restablecer a los israelitas desde el exilio, y para reconstruir Jerusalén (cf. Esd 1,1–4). A lo largo de la historia de la salvación, Dios ha utilizado gobernantes extranjeros para bien de su pueblo elegido. El corazón del faraón fue endurecido para revelar el poder de Dios (cf. Rm 9,17). Los ejércitos invasores fueron usados para castigar a Israel por sus pecados (cf. 2 M 6,7–16).

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The Wedding at Cana

Vestido para el banquete: Scott Hahn reflexiona sobre el 28º Domingo de Tiempo Ordinario

La parábola que Nuestro Señor nos da en el Evangelio de esta semana es nuevamente un claro compendio de la historia de la salvación.

Dios es el rey (cf. Mt 5,35), Jesús es el novio (cf. Mt 9,15), el banquete es la salvación y la vida eterna que Isaías profetiza en la primera lectura de este domingo. Los israelitas son los primeros que Dios ha invitado por medio de sus siervos, los profetas (cf. Is 7,25). Al rechazar continuamente las invitaciones de Dios, Israel ha sido castigado y su ciudad ha sido conquistada por ejércitos extranjeros.

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Parable of the vineyard

Viviendo en la Viña: Scott Hahn reflexiona sobre el 27º Domingo de Tiempo Ordinario

Jesús, en el Evangelio de esta semana, utiliza de nuevo el símbolo veterotestamentario de la viña para instruir sobre Israel, la Iglesia y el reino de Dios. Es fácil también comprender el simbolismo de la primera lectura y el salmo.

Dios es el propietario y la casa de Israel es la viña. Como vid apreciada, Israel es arrancada de Egipto y trasplantada en una tierra fértil preparada especialmente por Dios; es cercada por las murallas de Jerusalén y vigilada por el imponente Templo. Pero la viña no produjo uvas buenas para vino, símbolo de las vidas santas que Dios esperaba de su pueblo. Por ello Dios permitió que fuera invadida por invasores extranjeros, como Isaías prevé en la primera lectura.

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Grape Harvest

El camino humilde: Scott Hahn reflexiona sobre el 26º Domingo de Tiempo Ordinario

Haciendo eco de las quejas escuchadas en las lecturas de la semana pasada, la primera lectura de hoy también presenta reclamos que afirman que Dios no es justo. ¿Por qué castiga con la muerte a un virtuoso que cae en la iniquidad, mientras asegura la vida al débil que se convierte del pecado?

Esta es la pregunta que Jesús trae a cuento en la parábola del Evangelio de hoy.

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Parable of Workers in the Vineyard

Primeros y últimos: Scott Hahn reflexiona sobre el 25º Domingo de Tiempo Ordinario

La casa de Israel es la viña de Dios que Él plantó y regó, preparando a los israelitas para dar frutos de justicia (cf. Is 5,7; 27,2-5).

Israel no produjo frutos buenos y el Señor permitió que su viña, el reino de Israel, fuera invadida por conquistadores (cf. Sal 80, 9-20). Pero Dios prometió que un día replantaría su viña y sus brotes florecerían hasta los confines de la tierra (cf. Am 9,15; Os 14, 5-10).

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