Entendiedo las Escrituras: Scott Hahn reflexiona sobre el 3º Domingo de Pascua

Listen Now

Doubting ThomasLecturas:
Hechos 3,13-15, 17-19
Salmo 4,2, 4, 7-9
1 Juan 2, 1-5
Lucas 24, 35-48


En el evangelio de hoy, Jesús les enseña a los discípulos cómo interpretar los textos sagrados.

Les comenta que todas las Escrituras lo que hoy nosotros llamamos el Antiguo Testamento se refieren a Él. Les dice que todas las promesas ahí contenidas se han cumplido en su pasión, muerte y resurrección. Y les afirma que estas Escrituras profetizan la misión de la Iglesia – el predicar el perdón de los pecados a todos los pueblos, empezando en Jerusalén.

En la primera y segunda lectura de este día, vemos el inicio de esta misión. Y a los apóstoles interpretando las Escrituras como les enseñó Jesús.

San Pedro en su predicación dice que Dios ha llevado a su cumplimiento lo que había anunciado antes por medio de los profetas. Su discurso está lleno de imágenes del Antiguo Testamento. Evoca a Moisés y al éxodo, en el que Dios se reveló a sí mismo como el Antiguo Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob (véase Éxodo 3,6, 15). Identifica a Jesús como el siervo sufriente de Isaías que has sido glorificado (véase Isaías 2,13).

También Juan ocupa imágenes del Antiguo Testamento para describir a Jesús. Haciendo alusión a los sacrificios de sangre que ofrecieron los sacerdotes de Israel en expiación por los pecados del pueblo, (véase Levítico 16, Hebreos 9-10), dice que Jesús intercede por nosotros ante Dios (véase Romanos 8,34) y que su sangre es un sacrificio de expiación por los pecados del mundo (véase 1 Juan 1,17).

Es notable que las tres lecturas, las Escrituras son interpretadas para servir a la misión de la Iglesia- de revelar la verdad sobre Jesús, llevar al pueblo al arrepentimiento, borrar los pecados, y perfeccionar su amor a Dios.

Así es como nosotros deberíamos escuchar las Escrituras. No solo para conocer más sobre Jesús, sino para experimentarlo personalmente y descubrir el plan que tiene para nuestras vidas.

En la Biblia, la luz de su rostro brilla sobre nosotros, como cantamos en el salmo de hoy. Conocemos las maravillas que ha hecho en la historia. Por eso tenemos la confianza de acudir a Él, sabiendo que nos escucha y nos responde.