Mirando al Hijo de David: Scott Hahn reflexiona sobre el 30º Domingo de Tiempo Ordinario

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El ciego Bartimeo recibe la vistaLecturas:
Jeremías 31, 7-9
Salmo 126, 1-6
Hebreos 5, 1-6
Marcos 10, 46-52


El evangelio de hoy es irónico. Un ciego, Bartimeo, es el primero en reconocer a Jesús como Mesías (aparte de los apóstoles). Su sanación es el último milagro que hace Cristo antes de entrar en la ciudad santa de Jerusalén, en la última semana de su vida en la tierra.

La escena en el camino a Jerusalén evoca la procesión gozosa profetizada por Jeremías en la primera lectura de hoy. La profecía se cumple en Cristo. Dios, por medio de su Mesías, libera a su pueblo del exilio, trayéndolo desde los confines de la tierra, con los ciegos y cojos andando entre los demás.

Jesús, como Bartimeo proclama, es el tan esperado Hijo prometido a David (2S 7, 12-16; Is 11, 1; Je 23, 5). Cuando entre triunfalmente en Jerusalén, todos reconocerán que el reino eterno de David ha llegado (Mc 11, 9-10).

Como escuchamos en la epístola de hoy, se esperaba que el Hijo de David fuera Hijo de Dios (cfr. Sal 2,7). Él estaba destinado a ser un sacerdote-rey, como Melquisedec (Sal 110, 4), quien ofreció pan y vino al Dios Altísimo en los albores de la historia de salvación (Gn 14, 18-20).

Bartimeo es símbolo de su gente, el pueblo cautivo de Sión, sobre el que cantamos en el salmo de hoy. Su Dios ha hecho grandes cosas por él. Toda su existencia había sido sembrada de lágrimas y llanto; ahora cosecha una nueva vida.

Bartimeo también debería ser un signo para nosotros. ¡Cuántas veces Cristo pasa delante nuestro en la persona del pobre, o disfrazado de miembro problemático de la familia o de compañero difícil (cfr. Mt 25, 31-46), y no lo vemos!

Cristo sigue llamándonos a través de su Iglesia, como llamó a Bartimeo por medio de sus apóstoles. Sin embargo, ¡cuántas veces nos halla escuchando a la muchedumbre y no a las enseñanzas de su Iglesia!

Hoy nos pregunta como a Bartimeo, “¿Que quieres que te haga?”. Con alegría, preguntémosle igualmente: “¿Qué quieres que hagamos en gratitud por todo lo que has hecho por nosotros?”.